El
5 de junio de 2012 Venus pasará por delante de la cara del Sol,
produciendo de este modo una silueta que probablemente nadie que esté
vivo verá de nuevo.
Los
tránsitos de Venus son muy infrecuentes; tienen lugar de a pares,
separados entre sí por más de cien años. El tránsito del próximo mes de
junio, el cual es el segundo del par 2004 – 2012, no se repetirá hasta
el año 2117. Afortunadamente, este evento será ampliamente visible. Los
observadores en siete continentes, incluso aquellos que habitan una
pequeña parte de la Antártida, tendrán la oportunidad de verlo.
El
tránsito durará casi 7 horas y comenzará el 5 de junio a las 3:09 de la
tarde (hora diurna del Pacífico – 22:09, hora universal). Esto favorece
a los observadores ubicados en la mitad del Pacífico, pues el Sol se
encontrará cerca del cénit cuando Venus cruce por enfrente de él. En
Estados Unidos, el mejor momento para observar el tránsito será durante
el atardecer. Eso también es bueno. Los fotógrafos creativos se
regocijarán ante la posibilidad de fotografiar a un hinchado y rojizo
Sol “agujereado” por el disco circular de Venus.
Consejo
para la observación: no mire fijamente al Sol. Venus oculta una porción
demasiado pequeña del disco solar como para cubrir el brillo cegador.
En lugar de ello, use alguna técnica de proyección o un filtro solar. Un
anteojo para soldar número 14 es una buena opción. Muchos clubes de
astronomía instalarán telescopios solares para poder observar el evento.
Sírvase comunicarse con su club local para obtener más detalles.
Los
tránsitos de Venus captaron la atención de todo el mundo por primera
vez durante el siglo XVIII. En aquellos días, el tamaño del sistema
solar era uno de los misterios más grandes de la ciencia. Se conocía el
espaciamiento relativo entre los planetas, pero no sus distancias
absolutas. ¿Cuántos kilómetros debería uno viajar para alcanzar otro
mundo? La respuesta era tan misteriosa entonces como lo es ahora la
naturaleza de la energía oscura.
Venus
era la clave, según el astrónomo Edmund Halley. Él se dio cuenta de que
si se observan tránsitos de Venus desde lugares con grandes
separaciones en la Tierra, debería ser posible triangular la distancia a
Venus usando el principio del paralaje.
La
idea entusiasmó a los científicos, quienes emprendieron expediciones
por todo el mundo con el fin de observar un par de tránsitos en la
década de 1760. Incluso James Cook, el gran explorador, fue enviado a
observar uno de ellos a Tahití, un lugar tan remoto para los europeos
del siglo XVIII como lo es ahora la Luna o Marte para nosotros. Algunos
historiadores han llamado a aquel esfuerzo internacional “el programa
Apollo del siglo XVIII”.
En
retrospectiva, ese experimento se encuadra dentro de la categoría de
aquellos que parecen mucho más sencillos de lo que son en realidad. Las
malas condiciones meteorológicas, la óptica primitiva, y el efecto
“desenfocador” de la atmósfera de Venus impidieron que aquellos
observadores pioneros obtuvieran los datos que se necesitaban. La
medición precisa de un tránsito de Venus tendría que esperar hasta la
invención de la fotografía, la cual no ocurriría sino hasta un siglo
después de aquel viaje de Cook. A finales del siglo XIX, los astrónomos
de esa época, armados con cámaras fotográficas, lograron finalmente
medir el tamaño del sistema solar usando la técnica que Edmund Halley
había propuesto.
El
tránsito de este año es el segundo de un par separados por un intervalo
de 8 años. Las expectativas eran muy altas en junio de 2004 conforme
Venus se acercaba al Sol. Nadie que estuviese vivo en ese entonces había
visto un tránsito de Venus con sus propios ojos, y los bosquejos
dibujados a mano y las fotografías granuladas de siglos pasados no se
compararían con lo que estaba por ocurrir. Los telescopios solares
modernos capturaron una vista sin precedentes de la atmósfera de Venus
iluminada por detrás por el fuego del Sol. Observaron a Venus transitar
por la fantasmagórica corona del Sol y atravesar silenciosamente
filamentos magnéticos tan grandes que podrían tragarse a nuestro planeta
entero. Un fotógrafo incluso logró captar la imagen de una nave
espacial, la Estación Espacial Internacional (EEI, por su sigla en
idioma español), cuando efectuaba su tránsito del Sol junto con Venus.
El
evento del año 2012 promete ser incluso mejor, pues las cámaras y los
telescopios solares han incorporado más tecnología. Además, el
Observatorio de Dinámica Solar (Solar Dynamics Observatory o SDO, por su
sigla en idioma inglés), de la NASA, también observará el tránsito. El
SDO producirá imágenes de este inusual evento que tendrán la misma
calidad que las del Hubble.
Fuente: www.formarse.com.ar
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