En el norte de Nueva Gales del Sur (Australia) vive un pueblo aborigen: la tribu de los bundjalung. Allí, crece también un árbol singular el árbol del té (Melaleuca alternifolia)
Las hojas de este árbol son prensadas y reblandecidas, antes de preparar un té que no beben pero que posee una infinidad de aplicaciones terapéuticas, en especial sobre la piel.
Con esta infusión, tratan heridas, quemaduras y dolores en general.
Con las hojas aplastadas y mezcladas con barro caliente, tratan infecciones y enfermedades cutáneas y ya lo hacían mucho antes de que se descubriera la penicilina.
En 1770, el capitán James Cook llegó a Australia y conoció este árbol de hojas muy pegajosas.
Se cuenta, que a los marineros se les había acabado el té y prepararon uno con sus hojas, descubriendo sus propiedades descongestivas.
Lo bautizaron entonces "el árbol del té"
Sus propiedades son: descongestivo, antibacteriano, antimicrobiano,
antiséptico.
No debe aplicarse puro.
Si diluido en agua (baos) o en aceite vehiculizante para masajes o heridas.
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