La Calabaza

La Calabaza

11 octubre 2010

Cuando nuestro río se contamina...


"Si, en un río de verdad, la juncia de la orilla adquiere una coloración marrón debido a la falta de oxígeno, los pólenes no encuentran nada lo suficientemente vigoroso para que se pueda fecundar, el llantén cae sin dejar entre sus raíces el menor espacio para los nenúfares, a los sauces, no les crecen amentos, los tritones no encuentran pareja y las efímeras no se reproducen.

Por eso los peces no brincan fuera del agua, los pájaros no se zambullen y los lobos y otras criaturas que se acercan al río para refrescarse, se van a otro sitio o se mueren por haber bebido del agua corrompida o haber devorado una presa que a su vez se había alimentado con las moribundas plantas de la orilla...

Cuando la creatividad se queda estancada de alguna manera, el resultado siempre es el mismo: ausencia de frescor, debilitamiento de la fertilidad, imposibilidad de que las formas inferiores de vida, vivan en los intersticios de las formas de vida superiores, imposibilidad de producir una idea en contraposición a otra, de incubar, de engendrar nueva vida.

Entonces nos sentimos enfermas y queremos seguir adelante.

Vagamos sin rumbo fingiendo que nos las podemos arreglar sin la lujuriante vida creativa o bien, simulándola; pero no podemos y no debemos!!

Para que regrese la vida creativa, hay que limpiar y clarificar las aguas.
Tenemos que adentrarnos en el fango, purificar los elementos contaminados, abrir de nuevo las aberturas y proteger la corriente de futuros daños..."

Fuente: Mujeres que corren con los lobos.
Clarisa Pinkola Estés

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